En Asia, una gran diversidad de ecosistemas caracteriza a los TICCA, así como una variedad igualmente impresionante de enfoques culturales de los pueblos Indígenas y las comunidades locales tradicionales que los custodian. La gobernanza consuetudinaria y las normas, las instituciones y las prácticas de gestión de tales pueblos y comunidades se basan en un conocimiento ecológico profundo e integrado en las relaciones culturales y espirituales.

Asuntos

Pocos países en la región, tales como Filipinas, reconocen a los TICCA. Otros han avanzado en el proceso de reconocerlos de forma más apropiada a nivel nacional, tal como es el caso de las áreas de conservación comunitaria de Indonesia. Sin embargo, en muchos otros países los TICCA siguen sin ese reconocimiento, sin apoyo y bajo amenaza. La destrucción y el daño han ocurrido o amenazan con ocurrir debido al acaparamiento de tierra y recursos para la explotación forestal, la minería, las plantaciones de monocultivos y biocombustibles, los vertederos de desechos nucleares e incluso los desalojos forzados o la privación de derechos sobre los recursos debido a las áreas protegidas. La construcción de grandes infraestructuras tales como carreteras, represas y puertos también representan un riesgo, ya que pueden destruir los recursos comunitarios y llevarse a cabo sin el debido consentimiento libre, previo e informado (CLPI).

En Filipinas, las comunidades de Palawan luchan contra las plantaciones de aceite de palma. En India, los Dongria Kondh de las colinas de Niyamgiri y los Madia Gond de las colinas de Surjagad luchan para salvar sus bosques sagrados de la minería. En Taiwán, el pueblo Tao lucha contra los vertederos de desechos nucleares en su isla Pongso no Tao. En Nepal, las comunidades forestales defienden al distrito Dhading de la extracción de piedra caliza. Estos son solo un puñado de ejemplos de los miles de casos que hay en toda la región. En el sur de Asia, las tierras y los territorios comunitarios han sido nacionalizados o acaparados en casi todas las áreas forestales de India, Nepal, Bangladés y Sri Lanka. En los últimos cien años, las políticas que obstruyen las formas de vida de las tribus nómades y ganaderas y la promoción de su sedentarización han causado problemas enormes en los medios de vida, la ecología y la tenencia de tierras en Irán. Con el fin de facilitar el acaparamiento de tierras y recursos en la región, los territorios de los pueblos indígenas y de las comunidades locales han sido militarizados, lo que potencia las opresiones sistémicas patrocinadas por el Estado y las violaciones a los derechos humanos. Los riesgos que surgen del debilitamiento cultural también se relacionan con la asimilación cultural y religiosa, ya sea lenta y sistémica o forzada. Algunos países en la región, tales como India y Bangladés, no reconocen el término “pueblos Indígenas”, lo que deja sin efecto a muchas obligaciones y mecanismos internacionales referentes a esta población. En otros países, tales como Taiwán (provincia de China), el gobierno reconoce a los pueblos Indígenas, pero aún no ha restaurado su autodeterminación ni sus derechos sobre las tierras inherentes.

Estrategias y respuestas

Como respuesta ante las amenazas que enfrentan los TICCA en la región, diversos movimientos de base de comunidades indígenas y locales han estado luchando por sus derechos, tales como los derechos de autodeterminación y la gobernanza de la tierra y los recursos naturales. Tales reivindicaciones le han abierto a los TICCA espacios legales importantes, como es el caso de la Ley de tribus registradas y otros habitantes tradicionales de los bosques (o Ley de reconocimiento de derechos forestales) de 2006 en India o la política sobre los TICCA (y la inminente legislación dedicada a ellos) en Filipinas. Lo anterior ha ayudado a muchos TICCA a ganar reconocimiento legal sobre sus TICCA de facto, como es el caso del bosque de Mendha Lekha en el distrito Gadchiroli, ubicado en el estado de Maharastra en India. En el parque nacional Sagarmatha en Nepal, las comunidades Sherpa gestionan sus TICCA a través de un sistema tradicional llamado Shinggi nawa (protección forestal voluntaria), totalmente independiente del reconocimiento y el apoyo del gobierno. En Taiwán (provincia de China), luego de que el presidente se disculpara formalmente ante los pueblos Indígenas por los crímenes coloniales de los últimos cuatrocientos años, cinco comunidades tribales autodeclararon sus propios derechos y responsabilidades colectivos para gobernar y así conservar sus territorios tradicionales para las generaciones futuras. En Indonesia, el grupo de trabajo Working Group on ICCAs Indonesia (WGII, por su sigla en inglés) ha documentado más de 150 000 hectáreas de TICCA; además, en 2016, tres TICCA fueron declarados “bosques consuetudinarios para la conservación” por decreto presidencial.

El Consorcio TICCA ha apoyado los esfuerzos y las luchas de los pueblos Indígenas y las comunidades locales amparando la constitución de redes TICCA tales como la federación Bukluran Inc. en Filipinas, las federaciones UNINOMAD y UNICAMEL en Irán, el grupo de trabajo Working Group on ICCAs en Indonesia, la red ICCA Network de Nepal y la federación TICTU en Taiwán (provincia de China). Estas redes, de forma lenta pero segura, gestionan la mejora del prestigio y los derechos colectivos en las legislaciones sobre pueblos Indígenas y sus correspondientes recursos naturales. El Consorcio también apoya la documentación de los TICCA, el fortalecimiento de sus instituciones de gobernanza consuetudinaria y las oportunidades para que los TICCA se reúnan a compartir experiencias y luchar contra las amenazas inminentes.

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