First published on 06/01/2014, and last updated on 01/22/2018
Por: Jesús Garzón, Asociación Trashumancia y Naturaleza (miembro Honorario)
España es el único país del mundo que dispone de una extensa red de caminos ganaderos, protegidos desde el Siglo XIII. Esto ha permitido una gestión integral de todo el territorio peninsular mediante un aprovechamiento alternativo de los pastos de invierno en los valles (6 meses), de verano en las montañas (4 meses) y por los caminos ganaderos en primavera y en otoño (2 meses). Se ha garantizado así, durante siglos un aprovechamiento óptimo de los pastizales, con altas cargas ganaderas itinerantes durante breves espacios de tiempo. Esto facilita la regeneración de la vegetación y del arbolado, fomentando la conservación de una elevada diversidad biológica y la conectividad entre diferentes ecosistemas muy distantes. Al desplazarse los ganaderos por sus caminos tradicionales se evitan también los conflictos con los agricultores locales, que se benefician de la fertilización de sus campos por el ganado tras la recogida de las cosechas.
Los caminos de los ganaderos están considerados legalmente en España como Bienes de Dominio Público, reservados prioritariamente para el desplazamiento de los rebaños trashumantes. Se clasifican por su anchura en cañadas (75 m), cordeles (37, 5 m) y veredas (20 m), con una longitud total de más de 125.000 Km y una superficie de 400.000 ha, el 1% del territorio nacional. Hasta el Siglo XIX, 5 millones de ovejas atravesaban nuestro país dos veces cada año. Las decisiones sobre el aprovechamiento de los pastos se adoptaban democráticamente en dos reuniones anuales, los Concejos de la Mesta, donde hombres y mujeres tenían los mismos derechos de voz y voto, siempre que fuesen ganaderos trashumantes. Cada rebaño de 1.000 ovejas era manejado por 5 pastores, con recorridos en primavera y otoño de unos 500 ó 600 Km que duraban 4 ó 5 semanas, pastando el ganado por las cañadas.
Esta cultura ganadera puede constituir un ejemplo de sostenibilidad a nivel mundial, pues sería extrapolable a más del 50% de los continentes, con zonas áridas donde habitan más de 1.000 millones de personas, afectadas en muchos casos por el cambio climático y la desertización. Se daría así cumplimiento a 5 Objetivos del Milenio: reducir el hambre en el mundo, fomentar la educación, la igualdad de género, la protección del medio ambiente y la colaboración mundial para el desarrollo. Complementariamente también los 3 restantes, control de enfermedades y la mortalidad infantil y materna. Por ello, tras la Cumbre de Río de Janeiro de 1992, iniciamos el Proyecto 2001 con la misión de recuperar para las futuras generaciones la trashumancia tradicional, a punto de desaparecer con graves consecuencias ecológicas y sociales, al perderse el inmenso patrimonio de caminos ganaderos y de pastizales comunales que aprovechaban principalmente los ganaderos trashumantes.
Desde entonces hemos recorrido más de 60.000 Km de caminos públicos con unas 200.000 ovejas, 26.000 vacas y 2.000 cabras, recuperando unas 500.000 hectáreas de pastizales con extraordinaria diversidad biológica y gran importancia como sumideros de carbono. Se han gestionado así estos espacios de forma natural por el ganado trashumante, que ha aportado durante estos años más de 30.000 toneladas de abono con 50.000 millones de semillas, evitando la erosión del suelo, los incendios forestales y el consumo de combustibles fósiles, o la importación de piensos y forrajes procedentes de terceros países. Durante 2013 han colaborado en este proyecto 30 familias ganaderas, pastoreando 10.000 ovejas, 3.000 vacas y 500 cabras a lo largo de 7.000 Km de cañadas. Invitamos a todos los colaboradores de las ICCAs a participar en este proyecto. Las trashumancias de esta próxima primavera 2014 se iniciarán a principios de mayo para terminar a finales de junio, y las del otoño desde principios de noviembre hasta mediados de diciembre.