First published on 07/22/2019, and last updated on 08/30/2019
Por Paola Maldonado Tobar, copresidenta del tema «Documentar los territorios de vida» en el Consejo del Consorcio TICCA,
y directora de la fundación ALDEA, Miembro del Consorcio TICCA.
Directamente extraído de este artículo en la página web de ALDEA.
“Que todos vayamos juntos, que todo alcance para todos y que nadie se quede atrás“, con estas palabras sonando a coro en una ceremonia ancestral, la comunidad ancestral indígena de Agua Blanca, en Manabí, tomó la decisión de registrarse en la Base Mundial de Territorios de Vida, administrada por el Centro Mundial de Monitoreo de la Conservación (WCMC). Es la primera comunidad en el Ecuador y en Sudamérica que toma la decisión de registrarse.
Localizada en la costa ecuatoriana, provincia de Manabí, cantón Puerto López, Agua Blanca es un territorio habitado por 86 familias que conviven con bosque seco, el bosque nublado y el matorral espinoso, al pie de la cordillera Chongón Colonche, dentro del Parque Nacional Machalilla. ‘
Hace más de 40 años las familias empezaron a cambiar las prácticas de uso de los recursos naturales que se sostenían desde la época de la hacienda que ocupó este territorio para dar paso a la conservación y a la recuperación de la cultura Manteña, de la cual se reconocen herederas y herederos. Los fenómenos del niño de los años 80 y 90 sacaron a la luz más de 600 vestigios arqueológicos que les permitió profundizar más en sus orígenes, retomar prácticas, ritos y formas propias de organización. La Comunidad Agua Blanca cambió la extracción de madera para hacer carbón por la conservación y el turismo comunitario como sus principales medios de vida.
“Yo viví la creación del Parque Nacional Machalilla, llegó un momento en que nos quisieron desalojar pero nosotros decidimos quedarnos y defender nuestro territorio. Hoy, las 9.201 hectáreas no las cuida el Estado, las cuidamos nosotros y nosotras” cuenta Paul Martínez, presidente de Agua Blanca.
Agua Blanca forma parte del proceso de Fortalecimiento y Reconocimiento de los Territorios de Vida en el Ecuador, ejecutado por Fundación ALDEA, por encargo del Programa de Pequeñas Donaciones de Naciones Unidas (PPD/PNUD). El pasado domingo 21 de julio, en una Asamblea Comunitaria, se tomó la decisión de registrar su territorio en la Base Mundial del Registro de Territorios de Vida / TICCA, administrada por el UNEP-WCMC (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente – Centro Mundial de Monitoreo de la Conservación) para visibilizar los esfuerzos que, de manera autónoma y autodeterminada, realizan los Pueblos Indígenas y Comunidades Locales del mundo para conservar la biodiversidad.
“Los Territorios de Vida / TICCA no son más que nuestra vida cotidiana: custodiar las 9.201 hectáreas que forman nuestro territorio es parte de nuestra vida“, continúa Paúl Martínez, Presidente de Agua Blanca. Agua Blanca tomó la decisión oficial de registrarse en esta base mundial de TICCA en base a un proceso informativo que ha motivado un profundo debate interno desde el año 2015. “En el 2015, que me hablaban de los Territorios de Vida / TICCA, yo decía: eso se hace en mi pueblo, eso hace mi tierra. Somos custodios de este espacio cultural, colectivo, estamos al pie de la cordillera Chongón Colonche” (Paúl Martínez, Presidente de Agua Blanca).
En la Asamblea Comunitaria participó Yuly Ayoví, delegada de la Comuna Playa de Oro* para llevar adelante la revisión por pares y vivenciar la existencia del Territorio de Vida, conocer cómo toman las decisiones territoriales y la forma en la cual hombres y mujeres de Agua Blanca han organizado su territorio de vida y la forma en que se toman las decisiones colectivas.
Humberto Martínez, vicepresidente de Agua Blanca, cuenta que su padre talaba el bosque pero él entendió que talar no era bueno, hoy sus hijos defienden el territorio y sus bosques. En Agua Blanca, la elaboración de inciensos y derivados del Palo Santo permite desde hace 8 años que las mujeres generen un ingreso adicional para sus familias, mientras otro grupo de ellas se dedica elaborar artesanías o a atender el SPA que construyeron junto a la Laguna Sagrada de aguas sulfurosas, cuyos lodos les ayudan a cuidar el cuerpo y a tener salud. El agua de la laguna también les permite regar los cultivos de frutales que se producen en esta zona de bosque seco. El río es un eje vertebral de este territorio y les brinda el espacio para las actividades cotidianas como lavar la ropa y bañarse bajo la sombra del muyuyo, el algarrobo y los centenarios ceibos y palo santo. Otro grupo de familias se dedica al turismo comunitario que combina actividades culturales como visitas al Museo de Agua Blanca, recorridos por los sitios arqueológicos y senderos por el bosque seco y el bosque nublado, en esta Comunidad Indígena Ancestral que hoy le dice al mundo “Somos un territorio de Vida“.
Paúl Martínez, Presidente de Agua Blanca comenta: “El registro en la Base Mundial de los Territorios de Vida / TICCA no soluciona nuestros problemas, pero sí nos va a visibilizar frente al mundo“.
Nota al pie: *Playa de Oro es una comuna afroecuatoriana, localizada a orillas del Río Santiago, en la provincia de Esmeraldas, que también está informando y debatiendo internamente para decidir comunitariamente si se registran en la base mundial de TICCA y ser reconocida como un Territorios de Vida / TICCA.
Imagen de cobertura: Fundación ALDEA, 2019.