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Declaración de solidaridad en el Día Internacional de la Madre Tierra 2022

El Consorcio TICCA solidariza con los Pueblos Indígenas y las comunidades locales que mantienen sus tierras, aguas y territorios de vida colectivos ante desafíos enormes, y hace un llamado a los responsables de la adopción de decisiones y a los financiadores para que apoyen la autodeterminación de estos guardianes, así como la diversificación y la adaptación de la industria de la conservación al contexto local

First published on 04/18/2022, and last updated on 09/21/2023

En el Día Internacional de la Madre Tierra 2022 (22 de abril), reafirmamos nuestro compromiso inquebrantable con el movimiento mundial por los territorios de vida.

En todo el mundo, los Pueblos Indígenas y las comunidades locales se esfuerzan por mantener sus territorios y sus modos de vida colectivos en medio de las crisis ecológica y climática, sus efectos exacerbados por la pandemia actual, las crecientes desigualdades y los conflictos armados.

Solidarizamos con todas las personas que han vivido pérdidas y sufrimiento debido a estas crisis interconectadas y a las amenazas generalizadas contra sus vidas y territorios. El Consorcio TICCA es parte de un valioso tejido de movimientos que busca arrancar de raíz todas las formas de colonialismo, capitalismo destructivo, injusticia sistémica y desigualdad, así como fomentar transiciones regenerativas que vayan de lo local a lo internacional hacia cosmovisiones y modos de vida que estén en armonía con la Madre Tierra.

Mientras el mundo se adapta -aunque de forma intermitente- a la vida con COVID-19, no podemos “volver a la normalidad” o hacer como que “aquí no pasa nada”, y eso incluye al sector de la conservación. Como preparación para las últimas rondas de negociación y para la decimoquinta reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que ocurrirá más adelante este año, el Consorcio TICCA se une a los Pueblos Indígenas y las comunidades locales para exigir un marco mundial de la diversidad biológica basado en los derechos humanos para nuestro futuro en común.

En sus esfuerzos por aplicar los compromisos internacionales, hacemos un llamado a líderes mundiales, financiadores y a la sociedad civil para que movilicen recursos y apoyen los valores, las visiones y los liderazgos autodeterminados de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales para asegurar un planeta saludable y sostenible para todas las personas.

Los Pueblos Indígenas y las comunidades locales desempeñan un papel fundamental en mantener saludable al planeta, ya que gobiernan, conservan y defienden de forma activa al menos el 21% de la tierra en el mundo y al menos el 33% de los bosques intactos en sus territorios y áreas colectivos. Tienen estrategias y prácticas consuetudinarias de conservación que son efectivas, formas adaptables de movilidad y sistemas de delimitación territorial que contribuyen a la conectividad del ecosistema y a la integración en paisajes terrestres y marinos más amplios.

El reconocimiento y el apoyo apropiados a los derechos y los territorios de vida de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales debería ser el centro de los esfuerzos por la conservación de la naturaleza. También es esencial aumentar la asistencia política, legal, técnica y financiera para que los guardianes indígenas y locales autofortalezcan sus sistemas de gobernanza. Movilizar tal apoyo requerirá de cambios transformadores en las leyes, las políticas, los procesos de financiación y las relaciones en el sector de la conservación.

Sin embargo, las mismas comunidades que ponen sus vidas en riesgo por defender la Madre Tierra son las que sufren las consecuencias desproporcionadas de la conservación vertical y excluyente, a menudo llamada “conservación fortaleza”.

Probablemente muchas personas se han enterado de la publicación de Buzzfeed sobre las supuestas violaciones de derechos humanos por parte de la organización WWF y la investigación posterior. No obstante, tales preocupaciones no son exclusivas de la WWF; sino que presumiblemente son frecuentes en la industria de la conservación. Por ejemplo, en la República Democrática del Congo una nueva investigación terrible reveló que personas indígenas Batwa fueron asesinadas, violadas y aterrorizadas en un intento de expulsarlas de sus tierras ancestrales para instaurar un parque nacional. Los donantes y partidarios internacionales de esa violenta campaña de tres años, entre ellos organismos gubernamentales de Alemania y Estados Unidos y la organización Wildlife Conservation Society, ignoraron a sabiendas dichos informes.

Tales violaciones de derechos no tienen cabida en la humanidad, menos en nombre de la conservación. Para evitar esas atrocidades, los derechos fundamentales, entre ellos la autodeterminación, la autogobernanza y el consentimiento libre, previo e informado, deben ser respetados y priorizados en las leyes, las políticas y la financiación de la conservación.

Se necesita un cambio sistemático en la industria dominante de la conservación. Las grandes ONG multinacionales dominan la conservación general y actúan como monopolios. El mismo escrutinio, transparencia y rendición de cuentas que se les exige a las empresas multinacionales que causan daño se debe aplicar en toda la cadena logística de la conservación.

Además de evitar perjuicios, responsables de la adopción de decisiones y financiadores pueden potenciar el cambio positivo y significativo apoyando la diversificación y la adaptación al contexto local de las instituciones, las iniciativas y los mecanismos de la conservación, por sobre todas las cosas, apoyando la autodeterminación de los guardianes de Pueblos Indígenas y de comunidades de los territorios de vida.

Traducción al español de Daniela Campos Rubio