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El futuro de la alimentación: la diversidad de los sistemas de soberanía alimentaria a nivel local es la columna vertebral de la seguridad alimentaria mundial

Día Mundial de la Alimentación 2022: Declaración de solidaridad del Consorcio TICCA con los Pueblos Indígenas y las comunidades locales

Niños ayudando en la chacra en el territorio Indígena Kichwa Sarayaku. Foto: Wachachik

First published on 10/13/2022, and last updated on 09/21/2023

Por Consorcio TICCA


El 16 de octubre es el Día Mundial de la Alimentación. El tema para el Día Mundial de la Alimentación 2022 es “no dejar a NADIE atrás”. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoce que nos enfrentamos a “una pandemia en curso, conflictos, el calentamiento del clima que no cesa, subida de precios y tensiones internacionales” y hace hincapié en que debemos trabajar “por un mundo sostenible donde todos, en todas partes, tengan acceso regular a suficientes alimentos nutritivos”.

En los territorios de vida colectivos de todo el mundo, los sistemas de gobernanza y las prácticas culturales de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales les permiten cosechar y producir de forma sostenible alimentos diversos y nutritivos, tanto silvestres como cultivados, durante todo el año.

En el informe 2021 sobre territorios de vida del Consorcio TICCA, diversos estudios de casos destacaron los sistemas de soberanía alimentaria. En algunos casos, las comunidades que contaban con sistemas alimentarios sólidos antes de la pandemia del COVID-19 fueron capaces de afrontarla relativamente bien, a pesar de las múltiples presiones. Por ejemplo, el pueblo Manobo en Filipinas logró producir y recolectar alimentos saludables de sus granjas y bosques y agua limpia de los arroyos en Pangasananan, su territorio consuetudinario, mientras que las redes convencionales de producción y consumo de alimentos de todo el país estaban completamente interrumpidas.

En Senegal, una comunidad de pescadores del pueblo Djola de Casamance ha tomado la iniciativa de restaurar su territorio de vida estuario y ha reactivado la cadena alimentaria, con la reaparición de distintas especies de peces y sus depredadores. Durante más de una década, la asociación comunitaria Kawawana ha apoyado a las comunidades autogestionadas de ocho pueblos, reuniendo a casi 12.000 personas, y ha mejorado sus sistemas alimentarios.

En Irán, CENESTA, Miembro del Consorcio TICCA, ha estado trabajando con comunidades de todo el país, incluida la Confederación Tribal de Shahsevan en el noroeste, en la costa sur y en la isla de Qeshm, donde las comunidades se esfuerzan por sostener sus pesquerías, su pastoreo y sus productos lácteos, así como otros elementos de los sistemas alimentarios Indígenas y nómadas, a pesar de los muchos desafíos sistémicos.

Las experiencias de estas comunidades y de movimientos afines en todo el mundo muestran que una de las formas más eficaces de garantizar la seguridad alimentaria a escala, ya sea nacional, regional o mundial, es apoyar la diversidad de los sistemas de soberanía alimentaria sostenible a nivel local. Estos sistemas se sostienen mediante una serie de estrategias de medios de vida, como el nomadismo, el pastoreo, la caza, la recolección, la agricultura y la pesca, y en todos los ecosistemas y regiones del mundo. Los sistemas alimentarios sostenibles son parte integral de nuestra propia supervivencia, tanto históricamente como en el futuro.

Sin embargo, los Pueblos Indígenas y las comunidades tradicionales y locales siguen enfrentándose a los efectos de las injusticias históricas y actuales, incluso en nombre de la conservación, que socavan de forma directa sus sistemas de soberanía alimentaria.

Aunque muchas comunidades han mantenido sus sistemas de soberanía alimentaria a través de generaciones, si es que no siglos, de presiones externas, los impactos de las crisis planetarias y sociales interconectadas se hacen sentir cada vez más en el día a día, a menudo agravando y exacerbando las desigualdades e injusticias existentes. En un mundo tan cambiante, el reconocimiento y el apoyo adecuados (como el reconocimiento mutuo entre naciones Indígenas soberanas, el reconocimiento legal a través de los sistemas de los estados-nación, o de otro tipo) pueden ser un factor clave en la capacidad de las comunidades para seguir haciéndolo en las generaciones futuras. Esta es una necesidad urgente para las comunidades afectadas, como guardianes de la diversidad de la vida en la Tierra, y para el desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria para todos.

Instamos a las autoridades locales, nacionales, regionales e internacionales a (a) desprenderse de las industrias (como la de la tala industrial, las plantaciones de monocultivos y las empresas agroquímicas) que socavan directamente a los guardianes Indígenas y comunitarios de los territorios de vida y sus sistemas de soberanía alimentaria; y a (b) invertir en los entornos propicios para que dichas comunidades y sistemas alimentarios prosperen en sus propios términos. Estos entornos propicios deben estar arraigados culturalmente y ser específicos en función del contexto, pero podrían incluir, entre otras cosas:

  • Un reconocimiento político y jurídico adecuado de los sistemas de gobernanza y tenencia de la tierra consuetudinarios y colectivos y de los derechos relativos a los guardianes Indígenas y comunitarios (incluido el reconocimiento de los territorios de vida ancestrales autodeclarados), y el apoyo institucional para ejecutar y defender esos derechos en la práctica, no sólo sobre el papel;
  • La despenalización de prácticas culturales que son fundamentales para los sistemas de soberanía alimentaria de las comunidades (como la agricultura migratoria y la recolección de productos forestales no maderables);
  • Garantizar que los guardianes Indígenas y comunitarios de los territorios de vida formen parte de los procesos de toma de decisiones que les afectan, incluyendo enfoques equitativos, inclusivos e integrados para las problemáticas interrelacionadas de la producción sostenible de alimentos, la conservación de la naturaleza y la mitigación y adaptación al cambio climático;
  • Apoyo financiero, técnico, solidario y de otro tipo flexible para que las comunidades fortalezcan su resiliencia y sus respuestas autodeterminadas a las crisis externas, como los fenómenos meteorológicos extremos y los conflictos armados; y
  • Apoyo social, financiero y de políticas a los enfoques creativos de las comunidades para el intercambio de conocimientos intergeneracionales y la adaptación de las prácticas para garantizar que sus visiones del mundo, valores y culturas se mantengan por y para las generaciones futuras.


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